viernes, 29 de junio de 2007

LA FIEBRE DE LOS BIOCOMBUSTIBLES


Recorrer el campo sin necesidad de morral, alimentándose de naranjas, mangos y guayabas, es cosa del pasado. Ya no hay caminos, naranjas, mangos ni guayabas; solamente hay palmas y cañaduzales.

Con la fiebre de los biocombustibles se ha llegado al extremo de arrasar todo aquello que no se le parezca.

En el medio y el bajo Magdalena, los monocultivos están arrasando con todo, no solamente con los palos de mango. Veamos.

Las fincas ganaderas, que mantenían pequeñas reservas forestales o morichales, como las llaman en el Llano, han cambiado de uso y en ellas hoy solo crecen la palma, la caña y la remolacha. Recordemos que ya hubo desabastecimiento de carne, lo que produjo altos precios y afectó a toda la población, en especial a la de menores recursos. Fue necesario importar este alimento.

Han sido invadidos ciénagas, humedales y llanuras de inundación, lo que ha traído como consecuencia menos espacio, que impide los procesos de mitigación de crecientes y acentúa los problemas de desbordamiento de los ríos, que inundan grandes extensiones que afectan a los mismos cultivadores de palma, caña y otros monocultivos, quienes reclaman del Estado obras de protección. Pero lo más delicado es que también se afectan los pueblos grandes y pequeños, con graves consecuencias económicas y sociales.

La reducción del área de las ciénagas ha traído consigo un problema social muy grave para las comunidades de pescadores, quienes han visto tan reducido su espacio, que ya se presentan fuertes disputas entre ellos mismos porque escasamente consiguen para su propio sustento. Quién lo creyera: el bocachico que se vende en las ciudades es importado de Argentina.

En general, se ha producido una gran devastación de zonas que deberían servir de reservas biológicas para que se mantenga un ecosistema en equilibrio. Los mismos palmeros han sufrido ya sus consecuencias porque el control natural de las especies ha desaparecido y se han propagado plagas, por ejemplo de insectos, que además afectan a toda la población. No se tuvo en cuenta la lección de lo ocurrido con los cultivos de arroz en el Tolima Grande.

Ya se está presentando desabastecimiento de agua para consumo humano y otras actividades agropecuarias, lo que ha generado conflictos por la distribución del agua. La próxima era de violencia no será solamente por la tenencia de la tierra, sino también por el agua. Ya se han visto los primeros brotes.

El avance de los monocultivos ha producido el desplazamiento de pequeños propietarios y campesinos hacia los centros urbanos, donde se han ampliado los cordones de miseria y sufre más presión la cobertura de servicios públicos, educación y saneamiento básico. El Estado no tiene tanta plata y los biocombustibles no darán para tanto.

Se comienza a notar el desabastecimiento de alimentos, que en gran medida eran producidos por pequeños parceleros y pescadores que llevaban sus productos a las plazas de mercado y tiendas de los pueblos y ciudades. Ahora, en las estanterías de los supermercados se encuentran más alimentos importados que los producidos en nuestro campo.

Uno de los grandes males de los cultivos a gran escala es la poca mano de obra que generan por hectárea por año. Cierto es que generan riqueza, pero también lo es que no generan bienestar colectivo en la misma medida.

No estoy en contra de los monocultivos. Por el contrario, me parece que en el caso de los biocombustibles pueden ser una buena oportunidad de generar riqueza que, bien administrada, nos sirva a todos, pero ahí es donde radica el problema. ¿Cómo asegurar que nos sirva a todos y especialmente que nos alcance? Sabiendo de esa dificultad, que ya conocemos por lo ocurrido con el petróleo, sería un tremendo desacierto sostener una política de tierra arrasada por los monocultivos. De hecho, ya nadie quiere sembrar maíz, fríjol, soya y mucho menos frutales. Las ciénagas donde se reproducen los peces están desapareciendo, la ganadería es menos extensiva y las pequeñas parcelas ya no existen. Las tierras se están adecuando para sembrar palma y caña en grandes extensiones.

Que no nos vaya a pasar lo del rey Midas, que todo lo que tocaba se convertía en oro, hasta sus alimentos. De seguir así, todas nuestras tierras producirán biocombustibles a partir de la palma, la caña y la remolacha. Riqueza por montones, pero también desnutrición y pobreza en la misma proporción.

En el reciente foro 'Aproximaciones institucionales frente a los efectos del cambio climático en Colombia', en el cual participaron la Procuraduría y el Ministerio del Ambiente y el de Agricultura, entre otros, se habló de la realización de un documento Conpes para incentivar el monocultivo con fines energéticos, tal vez pensando en que eso dará dinero que y con el dinero se podrá comprar cualquier cosa. Recordemos que el dinero no lo compra todo. Ninguno de los presentes propuso un documento Conpes para incentivar los cultivos que nos den de comer en forma natural e inmediata, ni para preservar las ciénagas, que nos ayudan al manejo de las inundaciones y dan de comer a las familias de unos 30.000 pescadores. Así como se piensa en crear incentivos para los monocultivos, se debería exigir que no se invadan las ciénagas, que un quince por ciento del terreno se destine a reserva forestal y lacustre para mantener un equilibrio ecológico, y otro quince por ciento a cultivo de alimentos perecederos que ayuden al abastecimiento de la población.

Repito, no estoy en contra de los monocultivos, estoy en contra de la tierra arrasada, de la explotación de los recursos naturales en forma irracional, sin dejar un espacio, así sea mínimo, para que exista la biodiversidad, el equilibrio ambiental; un lugar donde existan reservas naturales y espacios para producir nuestros propios alimentos y no tengamos que gastarnos la plata de los biocombustibles importando alimentos a costos altísimos, a los cuales no tiene acceso la mayor parte de la población. Ojala algún visionario reserve un cuadro de tierra para sembrar naranjas porque, a este paso, serán tan escasas que su costo será el equivalente a su peso en oro.

Hoy día, cuando salgo a recorrer los campos, debo llevar en el morral jugo de naranja importado, en vez de ir cogiendo las naranjas; atún en lata por no tener la posibilidad de arrimar a un hogar de campesinos o pescadores donde me vendan un bocachico frito; una leche en tetrapak porque ya no ordeñan la vaca a la vera del camino, sencillamente porque no hay vacas y mucho menos camino; agua en botella con marca propia porque el arroyo se secó y el guarapo desapareció por el alto costo de la panela o la miel de caña. Y qué decir de las arepas; dentro de poco será una especie en vía de extinción. Me siento como un náufrago en un mar de palma y caña.


Eduardo Bravo Gordillo *

* Ingeniero civil, especialista en ingeniería de ríos
Asesor de la Universidad Nacional de Colombia para el Convenio con Cormagdalena en el programa de Control de Inundaciones en el Medio y Bajo Magdalena

domingo, 3 de junio de 2007

Continúa abierta persecución contra la A.C.E.U.

Bogotá, junio 2 (ACEU). En una muestra más de la persecución a la que somos sometidos en Colombia, fuerzas oscuras pretenden manchar el nombre de la ACEU y de algunos de sus dirigentes ligándolos con acciones y organizaciones ilegales.

A las 17:24 horas del 1º de junio llegó al correo institucional del Comité Ejecutivo Nacional de la ACEU (ejecutivo@aceucolombia.org) un correo electrónico que, señalando con nombre propio a Diego Marin y Alejandro Vega, reconocidos dirigentes de la ACEU, habla de un supuesto manejo de explosivos que han sido enviados desde el Cauca hacia la ciudad de Cali y deja entrever la responsabilidad de la ACEU y algunos de sus miembros en este tipo de actividades.

En la misma línea este correo electrónico habla del trasporte de una “mercancía” hacia Noruega, lugar que fue visitado recientemente por los dos dirigentes de la ACEU mencionados más atrás, a la par que incluye un archivo adjunto con una supuesta información de una organización guerrillera que seria entregada en el Foro de los Estudiantes frente al Conflicto Social y Armado, evento convocado por la ACEU del 7 al 9 de junio en Bogotá.

No es coincidencia que este correo electrónico aparezca justo después de que la ACEU denunciara los graves hechos de represión sucedidos en la Universidad del Cauca que llevaron incluso a la detención de Alejandro Vega. En esta detención pretendían judicializar a Alejandro y otros 15 activistas universitarios por el delito de rebelión, terrorismo, concierto para delinquir entre otros cargos, basados en un supuesto porte de explosivos.

Esta situación de asedio y persecución a la ACEU no es nueva y en particular en la Universidad del Cauca cuenta ya con una historia de más de un año de terrorismo y sabotaje electrónico, amenazas que han dejado como saldo el desplazamiento forzado de Diego Marin en el 2005 y de Andrés Vidal en el 2006, y que hoy tienen bajo medidas cautelares de protección por parte del Ministerio del Interior a Alejandro Vega, quien actualmente es el representante de los estudiantes en el Consejo Académico de la UNICAUCA.

Durante sus nueve años de existencia la ACEU ha sido blanco de todo tipo de persecuciones, que han cobrado la vida de varios de sus dirigentes, el desplazamiento forzado de varias decenas y la libertad de algunos de sus integrantes de los cuales dos se encuentran actualmente en prisión sin justa causa. En los últimos dos meses de intensa actividad de protesta varios dirigentes de la ACEU han sido encarcelados y amenazados, así como muchos de ellos han sido sometidos a permanentes seguimientos y asedios por parte de la fuerza pública y desconocidos.

Este hecho se suma pues a la larga lista de persecución y represión contra una organización transparente, de reconocida trayectoria nacional e internacional, que cuenta con el reconocimiento de un sin numero de organizaciones defensoras de derechos humanos en todo el mundo y la solidaridad de muchas organizaciones estudiantiles en América Latina y Europa.

Por este y otros motivos los dos dirigentes ya mencionaos de la ACEU viajaron el pasado mes de febrero a Noruega, donde la ACEU cuenta con el reconocimiento de organizaciones no gubernamentales, sociales y del propio gobierno de ese país ya que fue acreedora de un premio de paz, otorgado por estudiantes y académicos noruegos, precisamente por defender los derechos de los estudiantes en condiciones difíciles de seguridad y violación de derechos humanos. Esta visita permitió también llegar a otros países de Europa, donde estos dirigentes de la ACEU pudieron denunciar la persecución y represión a la que esta siendo sometido el movimiento estudiantil colombiano.

El Foro al que hace referencia el infame correo es precisamente el evento donde, cada dos años, cientos de universitarios debaten sobre el impacto del conflicto social y armado en las universidades y donde se diseñan estrategias para colaborar en la construcción de la paz para Colombia desde la academia. En esta ocasión dicho foro contará con la participación de por lo menos 8 delegaciones internacionales de América y Europa y están invitados oficialmente los gobiernos de Francia y Noruega.

Tanto la acción internacional de la ACEU, desarrollada en vistas como la reciente en Europa, como su liderazgo en la actual coyuntura de lucha estudiantil contra la privatización de la educación y la denuncia permanente de la crisis de derechos humanos en las universidades, resultan incomodas para el gobierno y las fuerzas oscuras que pretenden silenciar la democracia persiguiendo, reprimiendo, encarcelando y matando la verdad y a todo aquel que crea en ella y quiera difundirla.

Hacemos responsable al Estado colombiano por la seguridad y la integridad física de Diego Marín, secretario nacional de organización de la ACEU y de ALEJANDRO VEGA, representante de los estudiantes en el Consejo Académico de la Universidad del Cauca. También hacemos responsable al Estado colombiano por las distintas implicaciones que este tipo de hechos pueda traer para la ACEU como organización así como para todos sus integrantes y dirigentes más destacados.

Llamamos a todas las organizaciones no gubernamentales, sociales, sindicales y a todos aquellos que conozcan la trayectoria de la ACEU y de sus dirigentes a pronunciarse contra este hecho infame, dirigiéndose por escrito a embajadas, consulados, procuraduría, defensoría del pueblo, Misterio del Interior, Presidencia y Vicepresidencia de la República de Colombia, haciendo estas mismas exigencias y responsabilizando al Estado Colombiano, su gobierno y sus instituciones sobre lo que esta acción sistemática de persecución pueda acarrear para la ACEU y sus dirigentes.

En medio de la más dura lucha y acciones de movilización en las últimas décadas, este tipo de hechos pretende acallar la voz de una de las organizaciones más importantes de los estudiantes en todo el país y justificar la agresión contra un núcleo importante de activistas y luchadores sociales. Pero sepan aquellos quienes están interesados en golpearnos que no les tememos y que nuestros sueños cristalinos de libertad y democracia jamás se verán manchados por sus oscuros y mezquinos intereses de miseria y muerte.

Diego Fernando Marín Ríos
Secretario de Organización
COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL
Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios - A.C.E.U.
Bogotá, 2 de Junio de 2007